miércoles, 16 de abril de 2014

NO TE RECONOCÍ




El destino nos pone a prueba y por muy delicado que sea el trabajo, siempre hay lugar para las sorpresas...


Ginebra, Martes 13 de abril 2014
Cielo despejado, algunas nubes amenazantes...

No fue obstáculo salir...tenía compromisos muy importantes.  
Tengo una entrevista en Ginebra a las 16:30 horas. Me aseguraré de que todos los papeles estén en mi maletín, ya no confío en mi computador ni en el "pendrive"; la última vez perdí todos mis datos y pasé un día de perros.

Estoy buscando inversionistas para el nuevo parque de energía eólica en el norte de Chile.  Mis clientes son muy reservados y sólo quieren que yo haga las negociaciones.

Mi agencia me reporta un terremoto en Iquique, habrá que corrobarar que pasa en el desierto.



Londres


Miércoles, 14 de abril a las 15:00 pm. Estoy en Londres estación del metro "Green Park" en Picadilly.  Me encontraré con la persona a las 15:15 pm. Tengo el cuello cansado de tanto girar; y no veo a nadie con esa descripción:  estura mediana, ojos oscuros, pelo castaño, usa un abrigo café con cuello de terciopelo, tiene un anillo en el dedo meñique.  Uf, nada todavía, sigo mirando el reloj y este desgraciado no llega.  

Mi jefe me dijo que tuviera especial cuidado con los papeles que vienen en una carpeta roja. Mi intuición me dice que no todo es lo que parece ser.

De aburrido, saco un paquete de papas fritas de un dispensador que hay en la estación.  No quiero engordar, pero tengo un hambre...Ya han pasado tres minutos de retraso y este hijo de perra no llega.  Si no viene en un minuto más me voy. 

- Llamé a su celular y no contesta.  
- Un mensaje de texto me deja saber que está parado detrás mio.  
- Me di vuelta, miré no vi nada.  
-  Una voz... 
-  ¿No me reconoces?
- Pensé que mis audifonos tenían una señal extraña...
- Al voltear mi cabeza...ahí estaba...
- ¡no puedo creer lo que mis ojos ven!
- Yo tampoco, veo que tienes algunos kilos de más desde la última vez.
- Creo que la ansiedad de correr de país en país me ha pasado la cuenta...
- Pero te veo bien.

En ese momento me vinieron mis recuerdos, el día que la conocí con un vestido rojo ajustado, zapatos altos, un pelo brillante con ese mechón tan sensual que caía en uno de sus ojos.  Esos ojos pardos que traspasaban el silencio de tantos años soñándola. Esas noches de invierno junto a la chimenea retratando su cara, haciendo un esfuerzo para que su mirada no me dejara, recubriendo ese manto de felicidad que me daban sus abrazos, caricias y la manera que ella me sabía tratar.

- ¿No me vas abrazar?
- Por supuesto que te voy abrazar.
- ¿Te sorprendí?
- No es sorpresa, siempre supe que te iba a encontrar.

El hotel miraba al "Hyde Park", unos jinetes pasaban por la vía especial, los miles de turistas recreándose con la primavera londinense.  

Tocaron la puerta, habitación 503

- Disculpe, "room service".
- Claro, por supuesto, déjelo en la mesa, por favor, aquí tiene...
- Muchísimas gracias señor, que disfruten.

En los jardines los narcisos cantaban en su amarillo fulgurante, los clarines resonaban...

El corcho de la botella de champaña llegó a la altura de la ventana; la ventana que deja
atrás nuestra distancia.  

Me fue acariciando como antes, me dijo al oído "el rincón sigue siendo nuestro"...
Esa era la frase para reconocernos en nuestro trabajo.

Esos besos fueron el reencuentro de un mundo que nos era complicado pero que al final hemos vencido con amor.





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